La última gala del reality más famoso dejó una fuerte marca en la convivencia. La reciente eliminación de Martina, quien enfrentó un duelo clave con Catalina y terminó siendo expulsada por decisión del público, generó un cimbronazo dentro del juego.
Lo que parecía ser una gala más se transformó en el detonante de una intensa pelea que tiene a Tato en el centro del huracán.
Como líder de la semana, Tato contaba con la potestad de remover a un compañero de la lista de nominados. Sin embargo, eligió no sacar a Martina, aún sabiendo que estaba en riesgo de dejar la competencia.
Su determinación, percibida por muchos como una movida calculada, fue leída por otros como un acto de deslealtad. Entre ellos, Lourdes, quien explotó de furia tras conocerse el resultado.
La reacción de Lourdes fue inmediata y furiosa. Al momento en que Santiago del Moro comunicó que Martina debía abandonar la casa, ella perdió el control y se dirigió a Tato a los gritos, llamándolo “controlador” y “engreído”, entre otros insultos subidos de tono.
Mientras el resto observaba sin intervenir, Tato optó por mantenerse callado frente a la arremetida. Pero Lourdes no se detuvo ahí: en medio de su enojo, lanzó una fuerte acusación, insinuando que el jugador tenía un interés sentimental por otra participante, Lucecita, lo que encendió aún más la tensión.
Este episodio encendió las alarmas dentro del juego. Los vínculos comienzan a desgastarse, las estrategias quedan al descubierto y el grupo parece fragmentarse cada vez más.
La decisión de Tato podría ser vista como una jugada audaz o como un grave tropiezo que lo posicione como el nuevo blanco del rechazo.
Mientras tanto, Lourdes parece haber cruzado una línea con sus exabruptos. ¿Logrará recomponerse el ambiente o se desatará una guerra sin retorno? La casa se sacude y la tensión apenas comienza.