En los remotos confines de la Cordillera de los Andes, a pocos metros de la cumbre del cerro Marmolejo, se desvaneció el aliento del experimentado guía de montaña Ignacio Lucero (50), junto a dos compañeros pampeanos. Este trágico episodio tuvo lugar durante una expedición que Lucero lideraba, acompañado por cuatro amigos clientes: dos chilenos y dos pampeanos. El desgarrador último mensaje del guía de montaña a su esposa y una nueva versión sobre su muerte
Antes de sucumbir a los desafíos extremos a 5.800 metros de altura, Lucero dejó un último mensaje congelado en su teléfono satelital. «Estoy emprendiendo mi viaje», expresó, sumergiéndose en un temporal de viento y polvo blanco. Para su esposa, María Fernanda Martínez Thierry, estas palabras resonaron como el vuelo final, la partida de Ignacio hacia otra esfera.
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En las últimas horas, se conoció una nueva versión de la muerte del guía de montaña
Ignacio, conocido como Nacho, anhelaba volar en las alturas, amando su labor en las cumbres, a pesar de la creciente dificultad de dejar atrás a su pequeño hijo Salvador (Salvi), de tan solo 2 años.
Anticipándose a su destino, Nacho preparó a su familia para su eventual despedida, enseñándoles a no temer, a abrazar la libertad y perseguir sueños.
Mientras la búsqueda de los cuerpos continúa, Fernanda, en espera al pie de la montaña, comparte que Salvi reza por las noches al Ángel de la Guarda, sintiendo así la cercanía de su amado padre.
En este desgarrador contexto, la familia de Lucero aguarda el descenso de los cuerpos, junto a los de los otros dos expedicionarios pampeanos y sus dos compañeros chilenos.
La expedición, meticulosamente planeada durante meses, reunió a Lucero, Espir y Berardo con Montero y Buchbinder.
¿Dónde comenzó todo?
Su travesía comenzó en el complejo de montaña Los Penitentes, donde los pampeanos dejaron su vehículo, uniéndose al guía mendocino en la ascensión hacia el cerro Marmolejo, al borde del Valle de Uco mendocino.
Los desafíos del ascenso se hicieron evidentes: un glaciar de tres kilómetros antes de la cumbre, plagado de grietas y la necesidad de estar encordados, aumentando el riesgo para el grupo.
Aunque la hipótesis principal apunta a un accidente, la incertidumbre sobre la causa exacta de las muertes persiste, con la posibilidad de que el viento frío haya sido un factor determinante.
El relato del piloto del helicóptero que divisó los cuerpos sugiere que los andinistas yacían boca arriba, separados y sin estar amarrados, en una zona plana. La familia sostiene la teoría de que fueron víctimas del frío extremo arrastrados por una ráfaga de viento feroz.
El 30 de noviembre marcó el último contacto con Nacho, cuando informó haber alcanzado el campamento 3 a 4.800 metros. Su despedida fue un beso el 22 de noviembre, día en que partió hacia la montaña. Fernanda recuerda ese momento con dolor, consciente de que cada despedida podía ser la última.
Ignacio Lucero, apasionado de la montaña desde los 13 años, se enfrentó a la adversidad en diversas expediciones, incluso superando un infarto y ACV en Nepal en 2011. A pesar de las secuelas neurológicas, continuó su trayectoria con la ayuda de un perro guía, culminando en la conquista del cerro El Gasherbrum II en Pakistán en julio de 2019.
En este triste adiós a un intrépido amante de las alturas, la familia y amigos de Ignacio Lucero buscan respuestas, recordando su valentía y pasión por la montaña que dejó una marca imborrable en sus vidas.
¿Cuándo ocurrió la tragedia?
El fatídico miércoles 29 de noviembre marcó un giro sombrío para el guía mendocino Ignacio Lucero y sus dos compañeros pampeanos, cuando toda comunicación se perdió tras descender los dos clientes que renunciaron al ascenso a la cumbre.
La decisión de los chilenos Montero y Buchbinder de dar marcha atrás a 3.000 metros sobre el nivel del mar, debido a las condiciones climáticas implacables, desencadenó una serie de eventos que culminaron en una tragedia en las alturas.
Desistiendo del desafiante camino hacia la cumbre del Marmolejo, Montero y Buchbinder, ante la bravura de las condiciones meteorológicas, alertaron a los servicios de rescate de Carabineros y asumieron los costos del primer día de búsqueda en helicópteros.
La magnitud de la emergencia llevó a la intervención conjunta de los gobiernos de Argentina y Chile en el operativo de rescate.
Pasión y determinación en las Alturas del guía de montaña
A pesar de su meticulosa planificación y consideración por los detalles, Ignacio Lucero, ávido guía de montaña, decidió seguir adelante con el ascenso, incluso sin experiencia previa en el Marmolejo.
Su esposa destaca su cautela, pero también su tenacidad cuando se proponía un objetivo. Motivados por la admiración y confianza en Nacho, los dos amigos pampeanos lo siguieron, desafiando los riesgos del entorno montañoso.
El guía mendocino Gerardo Castillo, experto escalador, compartió la complejidad del Marmolejo en una entrevista, describiendo condiciones impredecibles.
La zona, ubicada entre Argentina y Chile, en el Valle de Uco, presenta formaciones glaciares y tormentas poderosas. Castillo señala tramos misteriosos y la lejanía de la ayuda, resaltando la naturaleza impredecible de la montaña.
La pareja de Lucero sugiere que un viento gélido y violento congeló a los escaladores, quienes, tras ascender encordados, quedaron expuestos cuando una ráfaga los desvinculó. El relato sugiere que Ignacio se acurrucó en el suelo, enfrentando las condiciones climáticas extremas que llevaron a su trágica partida.
Vigilia y duelo en las montañas
Fernanda, acompañada por la familia y compañeros de andinismo, aguarda en Los Baños Morales, anhelando el descenso de los cuerpos por parte de los rescatistas.
A pesar de la autorización para que Ignacio ascendiera al Aconcagua, la familia enfrenta el dolor de perderlo en la vigilia, con Fernanda compartiendo su deseo de despedirlo en el cementerio del Aconcagua, entre las majestuosas montañas que dieron forma a su vida.
En medio de esta tragedia, la familia busca consuelo en la idea de que Ignacio descanse eternamente en las alturas que tanto amó y que marcaron su legado como intrépido amante de las montañas.