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La leyenda del chingolo

A lo largo de la historia de Argentina han surgido muchas leyendas donde se relatan historias que se comentan en la actualidad a pesar de todos los años que hayan pasado desde que se originó, sea en una fogata, en una caminata o en una reunión, y en este artículo te vamos a contar todos los detalles acerca de La leyenda del chingolo

¿Alguna vez has escuchado hablar sobre esta leyenda? En este artículo te vamos a contar todos los detalles acerca de la leyenda del chingolo
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La leyenda del chingolo

El chingolo es un ave típica que se encuentra en los cielos argentinos y es conocido por que se mueve dando pequeños saltos y tiene un penacho o copete, aunque se lo confunde frecuentemente con un gorrión.

Su leyenda se basa en una triste historia sobre una relación entre padre e hijo. Relata que el hombre era un gran tropera con una amplia trayectoria y quería que su hijo sea como él, ya que su abuelo le había enseñado el oficio.

Aunque resulta que el joven nunca obedecía a su padre, por más que su padre le insistía hablándole tratando de hacerlo entrar en razón, todo esfuerzo era en vano.

El joven de vez en cuando acompañaba a su padre a realizar el trabajo pero lo hacía con muy poca voluntad y siempre desmoralizando a su padre.

El día que sucedió una tragedia inesperada

Aunque un día sucedió una tragedia inesperada, ya que los animales debían atravesar por el vado de un río torrentoso con mucha corriente. El padre le indicó a su hijo que evite el desbande de los mismos que trataban de dispersarse aunque resulta que el joven hizo mal el trabajo.

El hombre en un estado de desesperación se puso en el medio del río con su caballo tratando de frenar la perdida de los animales pero en el medio se formó un remolino que terminó ahogándolo, provocando su muerte.

El joven lloró muy desconsoladamente por un tiempo muy largo ya que se sentía responsable de la muerte de su padre, por no haber aprendido y haber hecho bien el trabajo, ya que si no nada de eso hubiera pasado.

De esta manera decidió hacerse tropero y de a poco comenzó a tomarse el oficio seriamente y cada día lo hacía mejor, y en ese momento comenzó a encariñarse con el oficio que su padre y abuelo habían practicado en vida y de día silbaba mientras que de noche cantaba mirando hacia el cielo.

Sin embargo, su silbido se trataba de un alma que sentía muchísima culpa por el final de su padre en ese día tan triste, y el joven aunque haya pasado el tiempo, nunca encontró el consuelo.

El momento en el que se conecta esta historia con La leyenda del Chingolo

Hasta que llegó un día en el que le confesó a uno de sus amigos que vivía triste por el sentimiento de culpa y le solicitó que cuando muera arroje sus huesos por aquel río donde había pasado con su padre aquel día.

Cuando llegó el día de su muerte, su amigo cumplió con el pedido del tropero que jamás pudo calmar su dolor y culpa.

La leyenda cuenta que aquellos huesos al estar en contacto con el agua con el tiempo se fueron desgastando y tomaron la forma de huevos, y de aquellos huevos nacieron pajaritos llamados «Chingolo»

Anda dando saltitos y recuerda con muchísimo dolor no haber obedecido a su padre, silba cuando canta porque el tropero silba y canta de día y de noche azuzando la tropa en la soledad de los campos.

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