Luego del escándalo protagonizado por Gabriela, quien fue sancionada por su comportamiento dudoso durante el desafío de preguntas y respuestas, la tensión en la casa de Gran Hermano no tardó en redirigirse hacia nuevos protagonistas.
Esta vez, la figura central fue Catalina, quien logró quedarse con la codiciada moto en el último reto de la semana, y no perdió tiempo para usar su poder con contundencia: lanzó una nueva fulminante contra Luz.
El desafío que definía el liderazgo semanal fue reeditado tras la polémica y posterior invalidación del triunfo de Gabriela.
Con la competencia reiniciada, Catalina se alzó como la gran ganadora de la prueba. Su desempeño fue sólido y sin margen para sospechas, lo que generó tanto respeto como temor entre sus compañeros, sabiendo que tendría una herramienta poderosa en sus manos.
Y no decepcionó. En cuanto se le otorgó la posibilidad de fulminar a un jugador, Catalina fue directa y sin rodeos: apuntó nuevamente a Luz, confirmando que la grieta entre ambas no solo persiste, sino que se profundiza. “No confío en ella, no es transparente en el juego ni en la convivencia”, habría dicho Catalina frente a sus compañeros, justificando su decisión con firmeza.
Esta no es la primera vez que Luz queda en la mira. Durante las últimas semanas, ha sido el blanco de varias críticas internas, especialmente por sus alianzas ambiguas y su estilo evasivo ante los conflictos.
Sin embargo, también cuenta con el respaldo de parte del público, lo que genera un clima de incertidumbre sobre cómo será recibida esta nueva fulminante fuera de la casa.
El ambiente dentro del reality se encuentra más dividido que nunca. Algunos celebraron el accionar de Catalina como una jugada estratégica acertada, mientras que otros la acusaron de actuar por revancha personal.
La fulminante no solo la expone a Luz en la próxima gala, sino que podría modificar por completo las próximas nominaciones.
Con el liderazgo de Catalina firme y una nueva placa en formación, Gran Hermano entra en una etapa de definiciones donde cada movimiento puede ser crucial.
La casa está más encendida que nunca, y los jugadores lo saben: ahora más que nunca, cualquier error se paga caro.
