El esperado choque entre la Vía Láctea y Andrómeda, dos de las galaxias más grandes y cercanas a nuestro entorno cósmico, ha sido confirmado por recientes investigaciones astronómicas.
Este evento, que durante mucho tiempo fue motivo de especulación entre científicos, ahora se sabe que es inevitable.
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A lo largo de los próximos miles de millones de años, estas dos gigantes cósmicas se encontrarán en un evento que cambiará para siempre la estructura del universo tal como lo conocemos.
El movimiento galáctico y la fusión final
Según un informe publicado en Arxiv.org titulado ¿Apocalípsis cuándo?, se ha confirmado que ambas galaxias se desplazan a una velocidad de alrededor de 300 kilómetros por segundo, acercándose inexorablemente la una a la otra.
Esta información fue corroborada por la sonda Gaia, lanzada por la Agencia Espacial Europea, que ha sido fundamental para medir con precisión el movimiento de las estrellas y galaxias en nuestra región del universo.
El impacto de este colosal encuentro no será inmediato, ya que se estima que la fusión completa de la Vía Láctea y Andrómeda llevará aproximadamente 5860 millones de años.
Sin embargo, el proceso de colisión podría comenzar dentro de unos 3870 millones de años. Este evento dará lugar a una nueva formación galáctica que algunos científicos han bautizado con el nombre de «Lactómeda».
Consecuencias para nuestro sistema solar
Aunque la magnitud del choque será inmensa, los astrónomos aseguran que las estrellas y sistemas planetarios individuales, incluyendo el nuestro, no se verán directamente afectados debido a las vastas distancias que separan a las estrellas dentro de cada galaxia.
Aun así, las dinámicas gravitacionales se verán alteradas de manera significativa, lo que podría tener efectos indirectos en la estabilidad de nuestro sistema solar.
A pesar de estos cambios gravitacionales, se prevé que el Sol seguirá brillando durante este tiempo.
No obstante, es probable que la Tierra ya no sea habitable debido a la evolución natural del Sol, que se espera que se convierta en una gigante roja.
Aún así, se estima que el sistema solar continuará orbitando alrededor de la nueva galaxia fusionada, Lactómeda.
Primeros indicios del choque
Un equipo de investigadores de la Universidad de Innsbruck ha descubierto recientemente una gigantesca nebulosa de plasma en la galaxia de Andrómeda, que podría ser una señal de que el proceso de colisión ya ha comenzado.
Esta nebulosa, con temperaturas superiores a los 60.000 grados, podría estar representando la interacción entre las capas externas de gas de ambas galaxias.
Los científicos sugieren que esta es la primera señal tangible de la fusión, marcando el inicio de un proceso que se extenderá a lo largo de millones de años.
Un futuro incierto para la Vía Láctea
A medida que los científicos continúan estudiando y analizando este fenómeno, queda claro que el futuro de nuestra galaxia y de Andrómeda está marcado por este choque inevitable.
Aunque el evento está a miles de millones de años en el futuro, el conocimiento de su inevitabilidad nos ofrece una perspectiva fascinante sobre la evolución del universo y el lugar que ocupamos en él.