La plaga de langostas que afectó a Argentina en 1897 fue un evento devastador que tuvo consecuencias significativas. En la agricultura y la vida cotidiana de la población. La plaga de langostas que azotó a Buenos Aires y arrasó con todo
A lo largo de ese año, grandes enjambres de langostas invadieron diversas regiones del país, causando estragos en los cultivos y generando preocupación en las autoridades y la sociedad.
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La plaga de langostas de 1897
La plaga de langostas ha revelado su impacto devastador a la población de Buenos Aires, dejando a su paso una estela de destrucción.
Desde hace varios días, estas voraces criaturas han causado estragos en las quintas y huertas de los alrededores, especialmente en áreas como Caballito, Almagro y Flores.
En cuestión de horas, los campos quedaron desprovistos de follaje. Y la plaga no mostró clemencia incluso ante los añosos pinos y palmeras. Calles y plazas, incluyendo los árboles emblemáticos de la Plaza de Mayo, empezaron a exhibir un aspecto desolador.
La magnitud de esta terrible plaga, que afecta a gran parte de la República, comenzaba a generar seria preocupación entre los habitantes del país.
La Comisión Nacional de Extinción de la Langosta, establecida mediante la Ley Nº 2792 en 1891 y posteriormente ampliada por la Ley Nº 3490 de 1897, surgió como respuesta a la urgente necesidad de abordar la situación.
En 1898 se promulgó una ley nacional
En 1898, se promulgó una ley nacional específica para combatir la langosta. Con sus 30 artículos, esta legislación establecía las bases para hacer frente a la plaga.
Sin embargo, algunas de las medidas propuestas resultaban difíciles de implementar en esos años. Ya que requerían la movilización de un gran número de personas. Y recursos que ni el Estado nacional ni los provinciales estaban en condiciones de proporcionar.
La lucha contra la langosta se convirtió en un desafío monumental para las autoridades. La Comisión Nacional buscaba soluciones prácticas. Pero la ejecución de ciertas medidas se veía obstaculizada por la falta de recursos y la complejidad logística que implicaban.
La movilización masiva requerida para combatir la plaga se presentaba como una tarea hercúlea para un Estado que carecía de los medios necesarios.
En resumen, la invasión de langostas dejaba a su paso no solo campos devastados, sino también desafíos considerables para las autoridades que buscaban controlar la situación.
A pesar de los esfuerzos legislativos, la realidad en el terreno demostraba la complejidad de enfrentarse a una plaga de tal magnitud en aquellos tiempos.